Pobres gentes fue la primera gran
novela de Dostoievski, un excelente texto que lo lleva a ser uno de los más
sobresalientes escritores rusos.
El texto va siendo narrado a trevés
de cartas enviadas entre dos petesburgueses humildes. El funcionario Makar Aleksiéyevich, es un hombre con una edad avanzada
que al parecer está enamorado de Varvara
Dobroselov o como él la
llama Várinka. Ella es una joven huérfana que constantemente
pasa necesidades y se debate en conseguir un ingreso diario para su
alimentación y bienestar.
Makar,
un hombre que en sus escritos refleja gran amor por aquella joven, (son parientes lejanos) le ayuda económica
y anímicamente así sus recursos en ocasiones no sean suficientes para él; lo
cual ella le recrimina, pues le afecta sobre manera que su amigo pase
necesidades por ayudarle, concluyendo esta fantástica historia, en ella
marcharse con el señor Bykov, un hombre que le promete una mejor vida y escribe:
“Amigo, querido amigo Makar Aleksiéyevich:
¡Ya está todo! ¡Se decidió mi suerte! No sé lo que me reservará el porvenir;
pero desde ahora me remito a la voluntad de Dios.
Mañana partimos. Por última vez me despido
de usted, mi único, mi fiel, querido y buen amigo. ¡Usted es mi único pariente,
el único que me ha ayudado en mis apuros!
¡No se inquiete por mí, viva dichoso,
recuérdeme alguna vez y que Dios lo bendiga! Yo pensaré mucho en usted y no lo
olvidaré en mis oraciones. ¡Ya pasaron aquellos tiempos! Pocos son los
recuerdos gratos que del pasado llevo a mi vida futura; pero, por eso mismo, me
es más y más preciado el recuerdo de usted y más estimable todavía usted mismo
para mi corazón. Usted es mi único amigo, usted únicamente me ha tenido afecto
aquí. Yo no soy ninguna ciega, he podido ver cuánto me quería usted. Mi sonrisa
bastaba para hacerlo feliz, y una línea mía lo reconciliaba con todos. Ahora va
a tener que acostumbrarse a pasarse sin mí. ¿Cómo va usted a poder vivir ahí
tan solo? ¿Quién estará a su lado, mi bueno, inestimable y único amigo?
Le regalo a usted el libro, el bastidor y
la carta iniciada. Al leer esos renglones empezados..., siga usted leyendo,
hágase cuenta que lee en mi pensamiento, que lee todo aquello que hubiera leído
o escuchado de mí con gusto, todo lo que yo hubiera podido... ¡y ahora ya no
podré escribirle!
No olvide usted a su pobre Várinka, que
sincera y cordialmente le ha querido. Todas sus cartas las tiene Fiodora en la cómoda.
Me escribe usted que está enfermo. De
buena gana iría a verlo; pero el señor Bykov no me deja salir hoy.
Le escribiré a usted, amigo mío; se lo
prometo; pero sólo Dios sabe lo que puede ocurrir. Así que despidámonos para
siempre, amigo mío. ¡Para siempre!... ¡Ay, qué abrazo le daría yo ahora! Siga
usted bien, amigo mío; que sea muy feliz, mucho, mucho, ¡mucho! Que se conserve
con salud. No olvidaré nunca rezar por usted. ¡Oh, si supiera usted qué pena
tengo, qué doloridamente agobiada tengo el alma!
El señor Bykov me está llamando. La que
siempre lo querrá.
V.
Post
Scriptum: Tengo
el alma tan llena, tan llena de lágrimas... ¡Amenazan con ahogarme, con
destrozarme ¡Siga usted bien, Makar Aleksiéyevich! ¡Adiós! ¡Qué tristeza! No me
olvide, no olvide nunca a su pobre Várinka”.
Pobres gentes.
F. Dostoievski.
A la cual responde el señor Makar confuso, que por favor no deje de
escribirle, que no desea que ésta sea la última carta…
Dicha obra es una grandiosa apertura a su vida como escritor, las palabras
apasionadas entre los dos personajes no nos dejan juzgar a ninguno como un
malvado desalmado, simplemente nos deja ahondar en una historia magnifica, con
un fin inesperado, el relato nos lleva a pensar que podrían terminar juntos y
vivir felices después de haber soportado tanta miseria.
La novela además describe una Rusia necesitada, poniendo una fina
critica a la miseria que padecen nuestros personajes, escribiendo rasgos
perdurables hasta hoy de los ciudadanos pobres.
“El pobre es exigente: tiene un
concepto particular de este mundo de Dios, mira de reojo a los que pasan,
vuelve a todos lados su mirada inquieta y observa a todo el mundo, sospechando
que la gente habla de él, que critican su porte desagradable, se preocupan de
sus intenciones y juzga todos sus actos, aunque todo el mundo sabe, Várinka, que
el pobre es peor que un estropajo que no tiene consideración de nadie ni la tendrá
nunca; por mas papel que emboronen esos escritorzuelos, el pobre seguirá siendo
lo que siempre ha sido. ¿Y por qué será lo que siempre ha sido? Porque el pobre
según ellos ha de estar vuelto al revés, no puede tener reserva alguna ni
dignidad personal”.
Pobres gentes.
F. Dostoievski.