jueves, 3 de mayo de 2012

DOSTOIEVSKI / POBRES GENTES (1845/1846).


Pobres gentes fue la primera gran novela de Dostoievski, un excelente texto que lo lleva a ser uno de los más sobresalientes escritores rusos.

El texto va siendo narrado a trevés de cartas enviadas entre dos petesburgueses humildes. El funcionario Makar Aleksiéyevich, es un hombre con una edad avanzada que al parecer está enamorado de Varvara Dobroselov o como él la llama Várinka. Ella es una joven huérfana que constantemente pasa necesidades y se debate en conseguir un ingreso diario para su alimentación y bienestar.

Makar, un hombre que en sus escritos refleja gran amor por aquella joven, (son parientes lejanos) le ayuda económica y anímicamente así sus recursos en ocasiones no sean suficientes para él; lo cual ella le recrimina, pues le afecta sobre manera que su amigo pase necesidades por ayudarle, concluyendo esta fantástica historia, en ella marcharse con el señor Bykov, un hombre que le promete una mejor vida y escribe:

“Amigo, querido amigo Makar Aleksiéyevich: ¡Ya está todo! ¡Se decidió mi suerte! No sé lo que me reservará el porvenir; pero desde ahora me remito a la voluntad de Dios.

Mañana partimos. Por última vez me despido de usted, mi único, mi fiel, querido y buen amigo. ¡Usted es mi único pariente, el único que me ha ayudado en mis apuros!

¡No se inquiete por mí, viva dichoso, recuérdeme alguna vez y que Dios lo bendiga! Yo pensaré mucho en usted y no lo olvidaré en mis oraciones. ¡Ya pasaron aquellos tiempos! Pocos son los recuerdos gratos que del pasado llevo a mi vida futura; pero, por eso mismo, me es más y más preciado el recuerdo de usted y más estimable todavía usted mismo para mi corazón. Usted es mi único amigo, usted únicamente me ha tenido afecto aquí. Yo no soy ninguna ciega, he podido ver cuánto me quería usted. Mi sonrisa bastaba para hacerlo feliz, y una línea mía lo reconciliaba con todos. Ahora va a tener que acostumbrarse a pasarse sin mí. ¿Cómo va usted a poder vivir ahí tan solo? ¿Quién estará a su lado, mi bueno, inestimable y único amigo?

Le regalo a usted el libro, el bastidor y la carta iniciada. Al leer esos renglones empezados..., siga usted leyendo, hágase cuenta que lee en mi pensamiento, que lee todo aquello que hubiera leído o escuchado de mí con gusto, todo lo que yo hubiera podido... ¡y ahora ya no podré escribirle!

No olvide usted a su pobre Várinka, que sincera y cordialmente le ha querido. Todas sus cartas las tiene Fiodora en la cómoda.

Me escribe usted que está enfermo. De buena gana iría a verlo; pero el señor Bykov no me deja salir hoy.

Le escribiré a usted, amigo mío; se lo prometo; pero sólo Dios sabe lo que puede ocurrir. Así que despidámonos para siempre, amigo mío. ¡Para siempre!... ¡Ay, qué abrazo le daría yo ahora! Siga usted bien, amigo mío; que sea muy feliz, mucho, mucho, ¡mucho! Que se conserve con salud. No olvidaré nunca rezar por usted. ¡Oh, si supiera usted qué pena tengo, qué doloridamente agobiada tengo el alma!

El señor Bykov me está llamando. La que siempre lo querrá.

V.

Post Scriptum: Tengo el alma tan llena, tan llena de lágrimas... ¡Amenazan con ahogarme, con destrozarme ¡Siga usted bien, Makar Aleksiéyevich! ¡Adiós! ¡Qué tristeza! No me olvide, no olvide nunca a su pobre Várinka”.

Pobres gentes.
F. Dostoievski.



A la cual responde el señor Makar confuso, que por favor no deje de escribirle, que no desea que ésta sea la última carta…

Dicha obra es una grandiosa apertura a su vida como escritor, las palabras apasionadas entre los dos personajes no nos dejan juzgar a ninguno como un malvado desalmado, simplemente nos deja ahondar en una historia magnifica, con un fin inesperado, el relato nos lleva a pensar que podrían terminar juntos y vivir felices después de haber soportado tanta miseria.

La novela además describe una Rusia necesitada, poniendo una fina critica a la miseria que padecen nuestros personajes, escribiendo rasgos perdurables hasta hoy de los ciudadanos pobres.

“El pobre es exigente: tiene un concepto particular de este mundo de Dios, mira de reojo a los que pasan, vuelve a todos lados su mirada inquieta y observa a todo el mundo, sospechando que la gente habla de él, que critican su porte desagradable, se preocupan de sus intenciones y juzga todos sus actos, aunque todo el mundo sabe, Várinka, que el pobre es peor que un estropajo que no tiene consideración de nadie ni la tendrá nunca; por mas papel que emboronen esos escritorzuelos, el pobre seguirá siendo lo que siempre ha sido. ¿Y por qué será lo que siempre ha sido? Porque el pobre según ellos ha de estar vuelto al revés, no puede tener reserva alguna ni dignidad personal”.

Pobres gentes.
                                                                                                                                              F. Dostoievski.