jueves, 9 de agosto de 2012

DOSTOIEVSKI / EL SEÑOR PROJARCHIN (1846)


Dostoievski nuevamente nos sumerge en el cuerpo, situación y mente de uno de sus personajes.

Por parte del autor se hace evidente una influencia de Balzac, en cuanto que, en el contenido del relato, se marca fuertemente una sociedad pensante y movida por el dinero, es más, el desquicio y estado alterado del señor Projarchin es evidentemente causado por esta preocupación económica.

Este hermoso relato de Dostoievski, se desenvuelve en una casona donde conviven varios arrendatarios, entre ellos el señor Semión Ivánovich Projarchin, al cual la patrona le guarda gran aprecio.

El señor Projarchin vive escasamente con lo necesario, paga la comida para no dejarse morir de hambre y vive en una de las habitaciones más pequeñas y desaliñadas de la casa. Su único amigo es un borrachín, y su tesoro consta de un baúl que cuida como si allí tuviera toda su fortuna, y todos saben que en aquel lugar no guarda más que harapos sucios.

Cierto día le mencionan que en el baúl tiene mucho dinero, Projarchin se inquieta a más no poder y parte de la casa sin dejar recado de adónde irá.

En este momento Dostoievski comienza a adentrarnos a un estado esquizofrénico, y extrañamente nuestro personaje Semión Ivánovich Projarchin, se torna completamente enfermo. Cuando regresa a la casona nadie sabe que le sucedió, no había bebido, al parecer era una apoplejía lo que le acosaba, su karma se intensifica cuando al acostarlo en la cama siente con sus pies el baúl, y al lado como si hubiera una persona acostada. (Los demás de la casona quieren jugarle una broma e hicieron una muñeca de trapo para ponerle sobre la cama el baúl y a un costado la muñeca, como si hubieran esculcado, sólo que no esperaban que a su regreso llegara en ese estado).

“Le sobrevino una crisis de la enfermedad. Un raudal de lágrimas brotó de sus ojos pardos, que centellaban febriles. Con sus manos huesudas y enflaquecidas por la afección, se agarro su cabeza loca, se incorporó en la cama y sollozando empezó a decir que él era un hombre completamente pobre, que era desgraciado, una persona sencilla, que era estúpido y poco claro, que las buenas gentes le perdonaran, le protegieran, le dieran de comer y de beber, y no le dejaran a su merced en la desgracia”.

El señor Projarchin.

F. Dostoievski.

Desde este momento su estado se complica, la enfermedad le hace dar grandes gritos y lo hace delirar, todos se turnan para cuidarle. El señor Projarchin finalmente muere mientras su amigo borrachín está a su cuidado.

“Todos los inquilinos se comprometieron a cuidar y tranquilizar a Semión Ivánovich por turnos durante toda la noche, y en caso de que pasara cualquier cosa, acordaron levantarse todos. Con esa finalidad, y para no quedarse dormidos, se pusieron a jugar a las cartas, dejando a cargo del enfermo al borrachillo, que se quedo al pie de la cama, y que llevaba todo el día deambulando por los rincones y pidió pasar la noche allí. Como no jugaban a dinero, enseguida se aburrieron, dejaron el juego y se pusieron a discutir, a hacer ruido y dar golpes, para irse finalmente cada uno a su rincón”

El señor Projarchin.

F. Dostoievski.

Finalmente encuentran en el colchón del señor Projarchin, grandes cantidades de dinero, monedas extranjeras, algunas antiguas, dejando desconcertados a todos los demás habitantes de la casa, pues consideraban a este hombre un ser completamente pobre.
En el relato nos encontramos con un hombre avaro, de pocas relaciones sociales, los aprecios que despiertan son por piedad o compasión, Projarchin nos sumerge en los límites de su locura, y aunque impera mucho la economía en este texto, no desligamos nunca que la aparición  de la extraña enfermedad mental en Semión Ivánovich Projarchin es la firma de Dostoievski, adentrándonos a la compleja sique del hombre cambiante y aun incomprensible.