miércoles, 4 de julio de 2012

DOSTOIEVSKI / EL DOBLE (1846).


La historia inicia con un personaje llamado Yakov Petrovich Goliadkin, que está afanoso por una vida distinta y a la expectativa de que algo suceda a su alrededor, siquiera que un grano salga para hacerle frente a un nuevo día. Siente que su vida no es nada emocionante.

“El señor Goliadkin parece que quisiera esconderse de sí mismo, huir de su propia figura. Y verdaderamente era así, sí; es más: podríamos decir que lo que el señor Goliadkin había deseado más en aquel instante era quedarse muerto de repente, convertirse en polvo, en nada”.

El doble.

F. Dostoievski.



El señor Goliadkin comienza a tener una vida frenética, después de que no se le permite entrar a una reunión, que su jefe brindaba, a su hija, en su cumpleaños; hasta que luego en la oficina donde trabaja, aparece frente a sus ojos, un hombre con características iguales a él; tales cómo su nombre, su aspecto físico, entre otros; sólo que este personaje es todo su lado opuesto.

Su estado anímico se altera, y piensa que todos sus compañeros están en su contra, y que el nuevo Goliadkin es el causante de dicha disconformidad. Llega al punto de pensar que hasta su propio criado Pétruschka hace parte de dicho complot y después de muchas controversias, su alteración llega al límite de la locura, quedando en un trastorno permanente de aceptación, para finalmente terminar en el manicomio, llevado allí por Krestian Ivánovich Rutenspitz, el médico, que ya antes  había visitado como parte de su trastorno.

“Yo soy un hombre insignificante, como usted no ignora. Sólo que para suerte mía, no me duele serlo. Sino, más bien, todo lo contrario, krestian Ivánovich; me siento hasta orgulloso de no ser un hombre grande, sino un hombre pequeño. No soy ningún intrigante…, y también de esto me siento orgulloso. No hago nada a escondidas ni uso de secretos, sino que procedo en todo francamente y sin malicia, y aunque yo también podría hacerles daño a los demás, y hasta mucho daño, y sé muy bien a quién y cómo, es decir, a quien podría perjudicar y cómo habría de arreglármelas para ello, no pienso en absoluto en tales cosas, y en este sentido me lavo las manos con toda inocencia, krestian ivánovich. Sí, en este sentido me las lavo, Krestian ivánovich… ¡en este sentido!”

El doble.

F. Dostoievski.



El doble es la guerra interna del señor Goliadkin con su otro yo, y con sus demás compañeros de trabajo, que paranóico con que todos tienen un complot en contra suya, termina volviéndose un orate.

El texto quizá desde el inicio comienza con la manía loca de querer conquistar un nuevo día diferente a los anteriores, pero al transcurrir la historia sus días giran alrededor de ese ser misterioso llamado igualmente Goliadkin, y de rasgos físicos muy similares, del cual intenta volverse su amigo, pero este intento hace terminar odiándolo más, juzgándolo que aquel ser extraño, sólo quiere adueñarse de su vida.

El doble nos refresca la mente de todos los matices que nuestra personalidad puede tener, todos los “yos” descabellados, nuestros miedos internos de perder lo que ya tenemos, indagando aquí nuestro héroe (como Dostoievski llama a Goliadkin) sus mas afrentosos temores hasta conocer la locura.

“Pero lo que más irritaba al señor Golidkin y más rabia le daba era que, precisamente en aquel instante, lo llamase o no, inevitablemente aparecía la consabida persona, que le era harto conocida en su fealdad casi caricaturesca, para decirle no nada nuevo, sino algo que él ya se sabía de memoria, murmurándole con maligna sonrisa ¿para qué quiere la entereza de carácter? Y ¿qué entereza de carácter podríamos mostrar nosotros dos, Yakov Petrovich?...”

El doble.

F. Dostoievski.



El señor Goliadkin es un hombre entrado en años, pero de un alto grado de inseguridad, piensa que todo lo que pasa a su alrededor tiene que ver con él.

Con Pétruschka, sostiene una relación bien particular, muy quijotesca, Pétruschka es un criado borrachín que poco juicio pone a las ordenes de su amo, pero que este Goliadkin aprecia tanto que no le presta mucho cuidado a los actos de su criado. La relación entre Pétruschka y Goliadkin es muy fuerte; lástima que más adelante se derrumbe por la misma locura del señor Goliadkin.

El doble es un texto con un grado altísimo de moral, de aquellos hombres que sólo desean hacer el bien, que en sus corazones no cabe maldad y que su mismo entorno los puede perjudicar. Mirarnos dentro de sí y comprender que todo nuestro entendimiento no sólo se presenta en lo que creemos esta bien, sino que contamos sicológicamente hablando, con otros seres muchos más pueriles y descabellados dentro de nosotros mismos.