En este relato de
Dostoievski, debo decir que me sorprendió el humor satírico que propone, y
aunque goza de gracia, se observa en el personaje principal una estructura
mental compleja y árida que debe soportar las visiones que su cabeza le
presenta esta vez a causa de los celos.
Iván Andréievich es un
hombre consumado por los celos y constantemente busca al amante de su mujer,
preguntándole a todo el que se cruza a su paso por una dama de ciertas características,
tratando de ocultar su nombre aunque acabe por decirlo siempre.
El personaje intenta
escudarse diciendo que no es un marido, que él es sólo un amigo del marido, la
historia se torna jocosa porque Iván Andréievich, en medio de su ingenuidad,
ingresa a una casa y termina debajo de una cama como si fuera un amante que se
oculta, y lo mejor y más paradójico, es que ahí debajo, hay otro sujeto y entre
los dos se desarrolla el mismo interés, salir de allí, primero sin ser
percibidos y segundo sin arruinar la vida matrimonial que se desarrolla sobre
esa cama entre una joven mujer y un hombre viejo.
La historia gira alrededor
de los celos y bien lo reafirma Dostoievski al final. Es un relato
divertidísimo, sencillo, y del que seguramente los lectores saldrán con buenas
carcajadas de los infortunios del personaje que lo vuelven un zoquete completo.
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